Misterios Paranormales

La Senda de lo Desconocido

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Síndrome de Cotard

Cuando el Muerto todavía está vivo y se niega a aceptarlo

Una extraña y muy poco frecuente condición neuropsiquiátrica, pone en un estado de Zombificación aparente a quienes lo padecen. Estos “No Muertos” llegan a negar su existencia, convencidos de carecer de ciertos órganos vitales, sangre e incluso de su propia alma. Muertos en vida que observan en primera fila  la descomposición de sus restos mortales mientras que, la verdadera muerte, aun se toma su tiempo para venir a buscarlos.

"No son los muertos los que en dulce calma
la paz disfrutan de la tumba fría;
Muertos son los que tienen muerta el alma
y aún viven todavía..."
(Antonio Muñoz Feijoo, 1851-1890,  Poeta Colombiano)


… así reza un popular poema latinoamericano del siglo XIX.

Sin embargo, más allá del significado filosófico y metafórico encerrado en aquella poesía, hay quienes andan muertos por la vida…

El síndrome de Cotard o síndrome del hombre muerto, también llamado delirio de negación o delirio nihilista, Ha sido descrita como: “una extraña y muy poco frecuente condición neuropsiquiátrica relacionada con la hipocondría, en la que una persona niega su existencia, cree que está muerta (tanto figurada como literalmente), que sus órganos internos no funcionan o que su cuerpo se está descomponiendo o -simplemente- no existe”, también, en algunos casos el paciente se cree incapaz de morir.

Los afectados son personas disfuncionales, generalmente incapaces de iniciar y mantener una relación social con alguien más, A veces es referido en medios no especializados como el «síndrome del paciente zombi» o como el «síndrome del cadáver caminante» («the walking corpse syndrome»).

Sus síntomas y otras manifestaciones

Más detalladamente llegan a convencerse de que sus órganos internos se han detenido definitivamente, que sus intestinos ya no funcionan, que su corazón ha cesado sus latidos, que no tienen nervios, ni sangre ni cerebro e incluso que ha comenzado el proceso de putrefacción, llegando a experimentar alucinaciones olfativas que confirman su delirio (hedores o pestilencias, sensaciones desagradables, como a putrefacción cadavérica), incluso pueden llegar a decir que sienten gusanos reptando bajo su piel. Los síntomas más comunes son la negación del propio cuerpo, o delirio nihilista (86%), la de la propia existencia (69%), el delirio hipocondríaco (58%) y el de inmortalidad (55%). Luego, encontraron que el 89% de estos pacientes tenían síntomas depresivos, el 65% ansiedad y el 63%  sentimientos de culpa. De todos los casos, el 22% informó alucinaciones auditivas y el 19% alucinaciones visuales. 

En sus formas más complejas, el paciente llega a defender la idea de que en realidad él mismo está muerto e incluso que han fallecido personas allegadas a él. Junto con esta creencia de muerte, aun así, el paciente mantiene una cierta idea de inmortalidad, como si se hubiese convertido en un «alma en pena».

En general, los síntomas del síndrome de Cotard se caracterizan, principalmente, por presentar un delirio típico de las depresiones más graves (psicóticas o delirantes) que se puede observar en otras enfermedades mentales severas, a enfermedades médicas o al abuso de tóxicos, logrando generar un impacto significativo en la cotidianeidad de la persona que lo padece.

Desde el punto de vista Etiológico, han llegado a identificarse, hasta el momento, muchos casos en los que esta patología es una manifestación secundaria de trastornos del estado de ánimo, concretamente trastornos de ansiedad o depresiones. Este síndrome también se ha hecho evidente como consecuencia de lesiones cerebrales o a diagnósticos tan diversos  como los que se desprenden de los síntomas de  esquizofrenia, demencia, psicosis,  mal de parkinson o esclerosis múltiple. En otras ocasiones, también ha aparecido con posterioridad  a brotes psicóticos y, en otras, sin causas aparentes de enfermedades previas.

Se presume que es causada, entre otros factores, por un posible daño en los lóbulos frontal, parietal y temporal, por lo cual requiere de un severo tratamiento psiquiátrico y neurológico para abordar eficazmente este trastorno, el cual se basa en medicación antidepresiva y antipsicótica. En caso de que los fármacos no permitan remitir el delirio, se puede utilizar la terapia electroconvulsiva, una intervención que ha mostrado ser eficaz para tratar este tipo de delirios.

Es importante tener en cuenta, además, que la literatura científica sobre esta afección es relativamente limitada debido a la rareza de la condición, incluso, hasta la fecha, el informe con mayor número de casos documentados -alrededor de 100-, con datos tomados desde los inicios, ha sido publicado en 1995 por el Profesor Doctor Germán Berrios, psiquiatra peruano radicado en Cambridge y el Prof. Dr. Rogelio Luque del Hospital Universitario Reina Sofía, Universidad de Córdoba, España,  a pesar de haber sido registrado por primera vez en 1880, por el Neurólogo Francés Jules Cotard, de quien recibe su nombre, no es posible hallar una nutrida bibliografía específica sobre este síndrome en particular como en el caso de otras enfermedades mentales.

Al analizarse esos casos, históricos en su mayoría, hallaron tres factores preponderantes:

a) depresión psicótica: delirio de culpa, depresión, ansiedad y alucinaciones auditivas.

b) Cotard tipo I: delirios nihilistas sobre el cuerpo, la existencia y los conceptos. Delirios hipocondríacos,

c) Cotard tipo II: ansiedad, alucinaciones auditivas, delirios nihilistas sobre la existencia y comportamiento suicida. Delirios de inmortalidad.

Según Berrios y Luque, el tipo I establecerá la forma pura del síndrome de Cotard, siendo de origen delirante y no secundario al trastorno afectivo.  Todo ello tendría implicaciones terapéuticas porque estos pacientes no responderían al tratamiento antidepresivo.

Las primeras observaciones

Originalmente, Jules Cotard, lo denominó “le délire de négation” (delirio de negación), en una conferencia dictada en París el 28 de junio de 1880, en la Société Médico-Psychologique titulada: Du délire hypocondriaque dans une forme grave de la mélancolie anxieuse, allí explicó que el délire hypocondriaque resultó de una “… interpretación delirante de las sensaciones patológicas experimentadas por pacientes que sufren de melancolía ansiosa común” [sic].  La clasificó como un nuevo subtipo de lypémanie (en términos actuales: Melancolía), describió cada una de sus características clínicas originales como:

a) ansiedad melancólica.

b) ideas de condena o posesión.

c) comportamiento suicida y mutilación voluntaria.

d) insensibilidad al dolor.

e) inexistencia:  ideas que involucran todo el cuerpo o alguna de sus partes.

f) delirios de inmortalidad.

Dos años más tarde, en 1882, Cotard optó por utilizar el término delirio de negación para describir esta condición y amplió la descripción del caso en el libro de las «Maladies cérébrales et mentales», texto publicado finalmente en 1891. Por su parte, un siglo antes, Charles Bonnet, médico francés, había comunicado, en 1788, el caso de una anciana que creía encontrarse muerta, quien insistía en que fuera vestida e introducida dentro de un ataúd. Escribió, entonces, que el délire hypocondriaque sucedió cuando se había establecido el délire des negations: [sic] “Propongo el nombre de delirios de negación para asignar la condición de los pacientes… en los que la disposición negativa ha alcanzado su nivel más alto… no tienen cabeza, ni estómago, algunos incluso no tienen cuerpo;  si se les muestra cualquier objeto, una flor, una rosa, responden: no es una flor, no es una rosa.  En algunos de ellos, la negación es universal, ya nada existe, ellos mismos son nada”, “Cuando el delirio de la negación se ha establecido, apunta a la personalidad del paciente;  el mundo exterior… adapta una forma hipocondríaca”.

Biografía:

Jules Cotard nació el 1 de junio de 1840 en Issoudun, Vallée de la Loire, Francia. Fue un neurólogo y psiquiatra francés, conocido por describir y nombrar el delirio nihilista o síndrome que lleva su nombre, consistente en la creencia del paciente de estar muerto, no existir o carecer de órganos internos.

Estudió medicina en París, se desarrolló profesionalmente en el Hospice de la Salpêtrière, donde trabajó para Jean-Martin Charcot. Investigando, a través de las autopsias, los accidentes cerebrovasculares con sus consecuencias y efectos en el cerebro.

En 1869 Cotard partió de la Salpêtrière durante la guerra franco-prusiana, para incorporarse como cirujano del regimiento de infantería.

Se mudó a Vanves en 1874, donde viviría los próximos 15 años de su vida, investigando sobre la diabetes y  las ideas deliriantes (delusiones).

A principios de agosto de 1889 su hija contrajo difteria. Cotard permanecería a su lado por 15 días hasta su recuperación, pero, lamentablemente se contagió de la misma enfermedad, muriendo el 19 de agosto, a los 49 años,  en la ciudad de Vanves, Hautes du Seine, en su país natal.

En 1893, Emil Régis acuñó el el epónimo de delirio de Cotard  quedando registrado a partir de allí,  y, finalmente, en 1897, fue popularizado por Jules Séglas y se consolida y difunde de manera amplia el término síndrome de Cotard.

El primer caso de Jules Cotard

En aquella primera ponencia, Cotard, describió el caso de una paciente, a la que apodó Mademoiselle X, y en la que basó su observación para definir las primeras características del síndrome. La paciente, de 43 años, aseguraba que carecía de cerebro, nervios, estómago, tórax, y que se hallaba conformada, únicamente, por su piel y sus huesos. También, afirmaba ser eterna y que viviría por siempre, en su Creencia, ni Dios ni el diablo existían. Además, negaba la necesidad de alimentarse. Posteriormente, llegó a creer que estaba eternamente condenada, exigiendo ser arrojada a la hoguera puesto que no podría morir de manera natural. Murió de inanición, ya que se negaba a ingerir alimentos. ​

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Un caso tristemente famoso

Entre los, aún escasos, registros médicos sobre esta afección psiquiátrica, consta la del asesino serial estadounidense de los años 70, Richard Trenton Chase, conocido como: “el Vampiro de Sacramento”, quien también padeció el síndrome. Éste, se quejaba de que su corazón dejaba de latir porque le estaban robando las arterias pulmonares, para lo cual, se alimentaba de animales crudos pues estaba convencido de que, esta acción, permitía a su corazón seguir latiendo. Además, sostenía que los huesos de su cráneo habían comenzado a separarse entre sí y se movían erráticamente, por tal motivo optó por afeitarse la cabeza, para poder observar esa actividad.

Reporte de un caso latinoamericano

El informe trata de un paciente masculino de 50 años, de la localidad de Cajamarca (Perú), graduado en bachillerato, conviviente con su hijo y su nuera por un lapso de 3 meses, con historial psiquiátrico familiar de una madre con trastorno afectivo bipolar, un padre alcohólico y 2 hermanas con diagnosticadas con depresión sin que ninguno de ellos, en  sus trastornos, hubiera presentado los rasgos de Cotard.

Desde los 13 presentaba cambios de conducta, con marcado aislamiento social atemorizante, y bajo rendimiento escolar por lo que completó sus estudios con dificultades y sin interés en continuar. Decidió trabajar en la finca de sus padres. 

Sus allegados lo describieron como “muy raro”, de “carácter reprimido”, callado, muy dependiente de sus padres e incapaz de tomar iniciativas o hacer proyectos, no se bañaba, se desentendía de la higiene personal. Este comportamiento persistió y empeoró cíclicamente.

A los 45 años temía de salir de su casa, pues pensaba que alguien lo mataría. Sostenía que la policía lo quería arrestar por todas las cosas malas que había hecho, huyó al campo, y no quería quedarse solo.  Sus familiares lo ingresaron a un nosocomio de Lima, allí le diagnosticaron, por primera vez, esquizofrenia y tratamiento con psicofármacos de manera irregular.

A los 49 años, comenzó a vivir solo. Continuaba desdeñando la higiene personal y las necesidades básicas;  regaló sus pertenencias.  Persistió con las ideas de persecución policial.  Llegó a manifestar que sería mejor rendirse y confesar todo el mal que había hecho y también pidió por un sacerdote para confesar sus “grandes pecados”.  No durmió durante las noches y estaba severamente ansioso. En un hospital de la localidad de Chiclayo, fue tratado nuevamente con fármacos, con esta nueva terapia mostró alguna mejoría, ya no estaba ansioso y podía regresar solo a casa.

Tres meses antes del ingreso a un  hospital neuro-psiquiátrico, se mudó a Lima con su hijo y comenzó a trabajar en el área de limpieza de un colegio. Le costó adaptarse y dejó de tomar la medicación con, apenas 2 semanas de tratamiento. Volvió a decir que era culpable de todas las cosas malas que había hecho, como ser infiel e intentar violar miembros de su familia.  Se asustó y huyó convencido de que sus familiares lo denunciarían e iría a la cárcel.

Veinte días antes de su internación, ya se negaba a comer;  argumentando que la comida estaba tan podrida como él.  Continuó angustiado, pidiendo ayuda a sus familiares pues “había gente que quería matarlo”.  Escuchaba fuertes ruidos y veía borrosos, los rostros de los demás, diciendo que era porque todos estaban muertos y también que, él mismo estaba muriendo pues estaba en la “gloria del Señor”.  Por todo ello fue trasladado a un hospital psiquiátrico de Lima, donde recibió tratamiento con medicamentos psicotrópicos aunque no mostró mejoría con esta terapia.

Una semana  antes del ingreso a la unidad psiquiátrica, mencionó que ya estaba muerto, su estómago no funcionaba, su hígado estaba descompuesto, su cerebro paralizado y su rostro carecía de sangre.  No comía por miedo a continuar descomponiéndose.  Los sonidos ambientales adquirieron rasgos definidos, convirtiéndose en voces imperativas que le decían “deja este mundo”, era el demonio.  Enfatizó el negativismo, no comió y su peso corporal se redujo en 6 kg.  Permaneció estático en su cama gran parte del día y disminuyó su comunicación.  Sólo expresaba su deseo de fallecer para poner fin a todo su sufrimiento.

Cuatro días antes del ingreso a la unidad psiquiátrica, sus parientes lo trasladaron a un hospital psiquiátrico por la persistencia de los síntomas. Fue nuevamente diagnosticado de esquizofrenia y se indicó ingreso inmediato.

Allí permaneció hospitalizado durante 3 días recibiendo toda clase de psicofármacos.  Al no presentar mejoría, decidieron llevarlo a urgencias de un hospital local, antes de ser ingresado en el servicio de Psiquiatría General.

En el examen físico se encontraron lesiones descamativas en cuero cabelludo, rigidez generalizada y marcha de paso corto.  El resto del examen somático no reveló otras patologías.  

Durante el examen mental, según consta en el informe: …“se lo encontró en una posición faraónica, con conciencia estrecha, confusión, parálisis del yo, desrealización y despersonalización.  Tenía una conciencia alterada de existencia y ejecución;  su atención se fatigaba fácilmente;  tenía sentimientos de extrañeza con frustración de objetivos, alucinaciones auditivas imperativas, ilusiones visuales y delirios cenestopáticos.  Mostró un pensamiento precategórico como el concretismo mental, los delirios de inexistencia, la inmortalidad y la condena.  El discurso se caracterizó por la pobreza y la hipofonía.  También hubo afecto plano, estado de ánimo paranoico, ambivalencia y sentimientos de culpa.  Finalmente, el paciente presentaba disminución de la energía vital, insomnio, hipocinesia y flexibilidad cerosa, manteniendo posturas persistentes así como falta de espontaneidad”…[sic]

En las pruebas de laboratorio, una endoscopia alta mostró esofagitis. En la tomografía computarizada (TC) cerebral no se hallaron alteraciones.

 Se propusieron los siguientes diagnósticos: (a) esquizofrenia, (b) enfermedad por reflujo gastroesofágico y esofagitis, y (c) dermatitis seborreica.  Se decidió iniciar tratamiento con psicofármacos. El paciente mejoró significativamente después de 2 semanas de tratamiento.  Los delirios se redujeron y la resonancia emocional mejoró.

Un caso post-traumático

En uno de los informes más significativos de los psiquiatras A.W. Young y K.M. Leafhead se describe en un caso moderno de síndrome de Cotard sobre un paciente que sufrió daños cerebrales a causa de un accidente en motocicleta que lo puso en riesgo de vida por un largo período en el cual, también, fue tratado por una infección intrahospitalaria, cuyos síntomas se presentaron en el contexto de sensaciones de irrealidad y de estar muerto.

En enero de 1990, luego de ser dado de alta en un hospital de Edimburgo, el joven fue trasladado a Sudáfrica por su madre. Una de las primeras manifestaciones fue la de sentirse convencido de que había sido enviado al  infierno (lo que confirmaba por el calor reinante en aquellas regiones), y que había muerto tiempo atrás por causa de una septicemia (que había puesto en peligro durante su recuperación), o también de sida  (ya que lo había leído en una historia del periódico The Scotchman acerca de un paciente portador de HIV que había muerto de una infección masiva), o de una sobredosis de la inyección contra la fiebre amarilla.  En sus propias palabras creía que: ”se habían apropiado del espíritu de mi madre para mostrarme el infierno”, mientras Él permanecía sepultado en Escocia.

Conclusiones y discusiones de la Psiquiatría actual

Según trabajos publicados por los psiquiatras A.W. Young y K.M. Leafhead, en sus propias palabras:

“…Hoy en día nos referimos a los delirios de negación o nihilismo como sinónimos del síndrome de Cotard, en el que los pacientes niegan la existencia de partes de su cuerpo o incluso de su cuerpo entero, lo que lleva a la negación del mundo que les rodea.  Sin embargo, esta idea actual de los delirios de negación o nihilismo no captura el concepto original de Cotard, ya que no se trata sólo de la creencia de estar muerto sino también de la ansiedad, la agitación, la depresión severa, la conducta suicida y otras ideas delirantes…” [sic] 

Más aún, según el Psiquiatra Dr. Germán E. Berrios, Profesor de la Universidad de Cambridge ha concluido que: …”la traducción de délire des negations como delirio nihilista ha dado la interpretación equivocada de que se trata simplemente de la alteración del proceso de pensamiento”... [sic]

Por su parte, el Prof. Dr. Honorio Delgado (1892-1969)  también se dio cuenta de la verdadera dimensión del síndrome de Cotard al clasificarlo como: …”una forma rara de melancolía ansiosa crónica cuyas características abarcaban ideas sistemáticas de negación y enormidad negativa, convicciones hipocondríacas, ideas de inexistencia, inmortalidad e inexistencia del mundo”… [sic]

Conclusión de A.W. Young y K.M. Leafhead: …”El síndrome de Cotard es una rareza en psiquiatría.  La psicopatología supera con creces la única asociación con los delirios nihilistas que se ha enfatizado en los últimos años;  también podemos encontrar delirios de inmortalidad, enormidad, culpa, posesión y persecución, con alteraciones psicopatológicas del afecto y la voluntad.  En cuanto al tratamiento, se suele utilizar la combinación de antipsicóticos y antidepresivos, pero si no mejora, se sugiere terapia electroconvulsiva”…

Si queremos tener una idea clara de la presentación clínica de este síndrome, debemos revisar las descripciones clínicas realizadas por Cotard  y Séglas, entre otros:

a) Los delirios nihilistas son el síntoma más representativo de éste padecimiento, afectando la constitución somática del paciente donde  las representaciones metafísicas se crean por sí solas.  Se diferencia de los delirios persecutorios pues estos pacientes son grandes ontólogos, creando otros mundos y nuevas identidades metafísicas.  En otros casos, la negación se proyecta al mundo exterior, creyendo muertas a personas de su entorno.  La alteración de la conciencia de la existencia con pérdida del sentido del yo se denomina alteración de la conciencia del yo común en éste síndrome como en la esquizofrenia, quedando desdibujada por fenómenos alucinatorios y delirios de la misma, esta condición de “Pseudo-Cotard” es considerada como una variante de la esquizofrenia cenestopática.  Estos pacientes rompen con el racionalismo filosófico de René Descartes, para quien se puede dudar de todo, menos de la  propia existencia: “Je pense, donc je suis” (Pienso, luego existo).

b) Delirios de inmortalidad: notamos que muchos pacientes mencionan  estar muertos pero tienen miedo de morir.  Esta situación, aparentemente paradójica, fue descrita como una forma de delirio de inmortalidad que, también pueden constituir formas de delirios hipocondríacos megalómanos.

c) Los delirios de condena se muestran como constantes: autoacusaciones, también es interesante el contenido de las alucinaciones verbales, los delirios de posesión ocurren cuando el paciente se considera un demonio (demonomanía) o cuando está sujeto a un poder interno y no puede dirigir sus propias acciones (demonopatía interna).

d) La sensación perturbada se considera uno de los fenómenos más importantes en psicopatología debido a su papel en el desarrollo de los delirios. Se encuentran analgesia, hiperalgesiaparalgesia, pueden presentar alteraciones en la sensibilidad visceral relacionado con condiciones anatómicas y funcionales de sus órganos internos (“tenía podrido el hígado”). 

e) Muchos otros fenómenos pueden encontrarse. El mutismo con modificaciones del lenguaje, rechazo de alimentos, ideación suicida y suicidio, o mutilación voluntaria donde los delirios en los síndromes de Cotard y Capgras están relacionados a través de sus similitudes neuro-psicológicas en los casos reportados. Los delirios en ambos síndromes convergen en fallas a dos niveles: experiencias perceptivas anómalas y la incorrecta interpretación de ambas .Los delirios en el síndrome de Capgras, por el contrario se deben al daño de las vías neuroanatómicas responsables de una adecuada respuesta emocional a los estímulos visuales cotidianos y familiares. 

Un proceso responsable de los delirios del síndrome de Cotard, en los que los pacientes dicen que “no sienten nada por dentro”, sería la diferencia sustancial entre estos delirios. No sería la experiencia, sino las formas equivocadas en que  se racionalizan, en el de Capgras  se trataría de un estilo atribucional externo (“Es un impostor”), mientras que en Cotard un estilo atribucional interno (“Estoy muerto”).

Resumiendo, entonces, los síntomas registrados de quienes sufren esta condición pueden variar tanto en cada individuo como, así también, en intensidad y duración, incluyendo: 


Negación de la existencia: Una persona con síndrome de Cotard puede llegar a creer que no existe o que ha dejado de existir.


Sentimientos de vacío: Quien padece este trastorno tiende a sentirse vacío y no logra encontrarle sentido alguno a la propia vida.


Creencias delirantes: El individuo puede experimentar la convicción disparatada de que está muerto, en estado de descomposición o que sus órganos están fallando o están ausentes.


Ansiedad y depresión: Estos síntomas pueden estar frecuentemente presentes debido a la naturaleza de los delirios.


Aislamiento social: El individuo suele, generalmente, aislarse de los demás y evitar el contacto social. Una clara descripción de estos síntomas pueden leerse en detalle en el libro “A sindrome de Cotard” de Víctor Leandro (em português).

Pensamientos suicidas: Pueden surgir pensamientos suicidas, inclusive los actos tentativos, como resultado de los sentimientos de vacío y desesperanza.


Alucinaciones: Algunos, también, pueden experimentar alucinaciones visuales o auditivas, como escuchar voces o ver imágenes de su propia muerte.

La característica más llamativa del Síndrome de Cotard es que los pacientes que lo sufren tienen la creencia de que están muertos, que no tienen nervios, ni sangre ni cerebro ni otros órganos, creen que se están pudriendo, incluso dicen oler como se pudre su carne. Se perciben como muertos vivientes o zombies. Otras veces creen ser inmortales, aunque solo sean piel y huesos.

Bibliografía, Referencias y Sitios Web Consultados

Cotard, Jules. “Du délire hypochondriaque dans une forme grave de la mélancolie anxieuse”. Ann Med Psychol. 1880; 4:168-174.

Pearn, J. & Gardner-Thorpe, C. (2002). «Jules Cotard (1840-1889). His life and the unique syndrome which bears his name». Neurology, 58, pp. 1400-1403.

Berrios, G. E.; Luque, R. (1995-03). «Cotard’s syndrome: analysis of 100 cases». Acta Psychiatrica Scandinavica 91 (3): 185-188. ISSN 0001-690X. PMID 7625193. doi:10.1111/j.1600-0447.1995.tb09764.x.

Wikipedia     https://en.m.wikipedia.org/wiki

Amanda., Howard, (©2004-). River of blood : serial killers and their victims. Universal Publishers. ISBN 1581125186. OCLC 60376629.

Dr. Francesco Giubbolini,  Studio di  Psicoterapia a Siena https://www.studiopsicoterapia.si.it/sindrome-di-cotard

Young, A.W. & Leafhead, K.M. (1996). «Betwixt Life and Death: Case Studies of the Cotard Delusion». P.W. Halligan & J.C. Marshall (ed.). Method in Madness: Case studies in Cognitive Neuropsychiatry. Fuente: Psychology Press.

National library of medicine / National center for biotechnology information.

https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5178336/

Tezanos, Patricia. «¿Y si tu paciente te dijera que ya está muerto?». Elsevier Connect..

Castrillón Muñoz, Eduardo; Gutiérrez Alzate, Boris (2009). «Síndrome de Cotard: presentación de un caso» Revista Colombiana de Psiquiatría 38 (1). ISSN 0034-7450.

Brividi Horror.IT   https://brividihorror.it

Debruyne, Hans & Portzky, Michael & Peremans, Kathelijne & Audenaert, Kurt. (2011). Cotard’s syndrome. Mind & Brain, The Journal of Psychiatry. 2. 67-72.

Bibliografía recomendada

Aunque hay relativamente pocos textos que tratan específicamente el síndrome de Cotard, aquí les sugiero una lista de algunos que pueden ser relevantes. 

(in English)


“The Cotard Delusion” de Dr. Peter Brugger – Es una colección de ensayos escritos por expertos en el síndrome de Cotard, que cubren temas como la historia del síndrome, su diagnóstico y tratamiento, y cómo se relaciona con otras condiciones psiquiátricas.


“Cotard Syndrome in a patient with Schizophrenia” de Angela L. Restrepo – Es un estudio de caso que describe el tratamiento exitoso de un paciente con síndrome de Cotard y esquizofrenia.


“Cotard’s Syndrome: A Rare Entity” de Anju Gupta – Otro estudio de caso que describe el diagnóstico y tratamiento de un paciente con síndrome de Cotard.


“Cotard’s Syndrome: A Review” de Aparna Garg y Vikas Dhikav – Una revisión de la literatura existente sobre el síndrome de Cotard, que cubre la historia, los síntomas y el tratamiento de la condición.


“Walking Corpse Syndrome” de Jeffrey A. Lieberman – Un estudio más amplio de la condición conocida como “síndrome del caminante muerto”, que incluye el síndrome de Cotard como una forma de la enfermedad.

(em português)

“A síndrome de Cotard” de Víctor Leandro – Enfocado en una ácida crítica sobre las  vivencias de un individuo agotado por las mediocridades cotidianas, quien abandona su vieja rutina y se aleja de la sociedad mientras recuerda los hechos que lo llevaron a esta decisión.

Glosario

Alucinaciones: Percepción de una imagen, un objeto o un estímulo exterior inexistentes que son considerados como reales. Delirio. Desvarío. Enajenación. Perturbación. Imagen, objeto o estímulo exterior que la mente percibe sin que su existencia sea real.

Analgesia: Desaparición, natural o provocada, de cualquier sensación de dolor/anestesia.

Ánimo paranoico: Trastorno mental por el cual las personas tiene un profundo miedo y desconfían de las otras personas. Una persona paranoide puede creer sin motivo que la gente está tratando de dañarla.

Concretismo mental: Proceso cognitivo que se caracteriza por la descripción de los hechos y los objetos tangibles. Es el tipo de pensamiento que se encuentra ligado a los fenómenos del mundo real, es decir, a los objetos materiales.

Delirio: Estado de alteración mental, generalmente provocado por una enfermedad o un trastorno, en el que se produce una gran excitación e intranquilidad, desorden de las ideas y alucinaciones. Dicho o hecho disparatado, insensato o carente de sentido común. Desvarío. Enajenación.

Delirio Cenestopático: Son alucinaciones de movimientos activos o pasivos. En ellas el sujeto tiene la sensación de que sus miembros ejecutan movimientos cuando en realidad están parados o que sus miembros pesan mucho o son muy ligeros, o que el suelo se mueven, que vuelan o bien que una fuerza inhibitoria no le deja moverse.

Delirio hipocondríaco: Son alucinaciones de la sensibilidad general o interna. En este tipo de alucinaciones los enfermos pueden sentir que le destrozan sus órganos internos, pueden sufrir dolores terribles, pueden sentir que tiran de sus órganos, etc. Muy raramente son placenteras.

Delirio nihilístico/de negación: Convicción de la no existencia de uno mismo, de parte de uno mismo, de los otros o del mundo; por ejemplo: «ya no tengo cerebro».

Demencia: Pérdida o debilitamiento de las facultades mentales, generalmente grave y progresivo, debido a la edad o a una enfermedad, que se caracteriza por alteraciones de la memoria y la razón y trastornos en la conducta, por ejemplo: “demencia senil”. Trastorno o perturbación de las facultades mentales. Enajenación mental. Vesania.

Demonomanía: “la demonomanía de los brujos es, según la autoridad civil o eclesiástica, una toxicomanía comprobada o supuesta”. Manía que padece quien se cree poseído del demonio. ”Delirio de posesión”. Sinónimo: Cacodemonomanía (Hipócrates). Delirio de ser poseído por el demonio o por un espíritu diabólico. Demonofobia: Sinónimo: Demonomanía, Satanofobia. Miedo morboso al demonio.

Demonopatía externa/interna: Estado psiquiátrico consistente en el sentimiento o convicción de estar poseído por el diablo o espíritus malignos. Los estudios de psiquiatría transcultural han puesto de relieve la amplia difusión de este tema psicopatológico, frecuente en reacciones histéricas y síndromes esquizofrénicos.

Dermatitis seborreica: Es una afección cutánea, inflamatoria y común. Provoca que se formen escamas, que van de blancas a amarillentas, en áreas grasosas como el cuero cabelludo, la cara o dentro del oído.

Esclerosis Múltiple: Endurecimiento patológico de un tejido u organismo que es debido al aumento anormal y progresivo de células de tejido conjuntivo que forman su estructura; principalmente se aplica a los vasos sanguíneos y al sistema nervioso. (o esclerosis en placas) Enfermedad progresiva del sistema nervioso central que provoca lesiones múltiples en la mielina que recubre los axones de las neuronas y constituye la sustancia blanca, en forma de placas diseminadas; se manifiesta con diversos síntomas como la parálisis de las extremidades inferiores, hormigueo, pérdida de la sensibilidad, etc.

Esofagitis: Afección en la cual el revestimiento del esófago se hincha, inflama o irrita.

Esquizofrenia: Nombre genérico de un grupo de enfermedades mentales que se caracterizan por alteraciones de la personalidad, alucinaciones y pérdida del contacto con la realidad.

Esquizofrenia cenestopática: En esta patología, los pacientes sufren un distanciamiento subjetivo entre la mente y el cuerpo al que se denomina descorporalización y, como consecuencia, experimentan un debilitamiento del sentido básico del yo, alteraciones de la relación sujeto-objeto y del otorgamiento de significados, así como en la vivencia de intersubjetividad.

Estilo atribucional externo/interno: Cuando se habla de estilo atribucional o explicativo se quiere indicar una tendencia o disposición relativamente estable a realizar un tipo particular de atribuciones en una amplio rango de situaciones y dominios distintos. Atribuciones internas o LOCUS DE CONTROL INTERNO. Se sitúa la causa de los resultados en el sí mismo; la causa de lo que acontece lo situamos en nuestra propia persona: “llegué tarde a la cita porque soy un desastre incapaz de controlar la hora”. Estilo atribucional externo. Por otro lado, son personas que necesitan creer que no pueden hacer nada por mejorar su situación, por lo que adoptan una actitud pasiva y victimista y les lleva a pensar en la suerte o en lo injusta que es la situación que vive.

Etiología/Etiológico: Estudio sobre las causas de las cosas. Parte de la medicina que estudia el origen o las causas de las enfermedades, “en un momento de su vida, Pasteur decidió consagrar íntegramente su actividad al estudio de la etiología de las enfermedades contagiosas del ser humano”.

Flexibilidad cerosa: Síntoma de la catatonía o de la esquizofrenia catatónica, que consiste en el mantenimiento de los miembros en posturas forzadas, incómodas e incluso antigravitatorias impuestas por el explorador.

Hiperalgesia: Aumento de la sensibilidad al dolor y reacción extrema al mismo. Aumento de la sensibilidad al dolor y reacción extrema al mismo.

Hipocinecia: Aumento de la sensibilidad al dolor y reacción extrema al mismo.

Hipofonía: Trastorno del habla, caracterizado por una fonación suave y debilidad en el volumen de la voz. La hipofonía ha sido definida como una disminución en el volumen del habla.

Lóbulos Cerebrales (Frontal/Parietal/Temporal): Los lóbulos del cerebro son unas zonas anatómicas que componen a cada hemisferio cerebral y que se encargan de controlar y coordinar a la mayoría de las acciones. Así, el lóbulo prefontal está involucrado en el sueño; en el lóbulo frontal se encuentran las funciones de razonamiento y creatividad; el lóbulo temporal es la sede de la audición, el lenguaje y parte de la memoria; el lóbulo parietal también se encuentra involucrado en el lenguaje y además asocia las funciones de los otros lóbulos. 

Mal de Parkinson: Ocurre cuando las células nerviosas (neuronas) no producen suficiente cantidad de una sustancia química importante en el cerebro conocida como dopamina. Algunos casos son genéticos pero la mayoría no parece darse entre miembros de una misma familia.

Melancolía ansiosa crónica: Es un tipo de depresión mayor grave, cuyo origen parece ser, sobre todo, biológico. Aunque puede mejorar gracias a una combinación de tratamientos farmacológicos y psicoterapia, se considera un trastorno crónico y está relacionado con un número elevado de suicidios.

Mutismo: Silencio voluntario o impuesto que tiene una persona o un grupo en un momento determinado. Silencio, Mudez.

Ontólogos/Ontología: Parte de la metafísica que estudia el ser en general y sus propiedades: “aunque la ciencia del ser existe desde la época de Parménides, el término ‘ontología’ aparece por primera vez a comienzos del siglo XVII.  La ontología busca identificar y aclarar las condiciones esenciales que determinan la identidad y la existencia de las cosas. Como reza en los libros de texto, la ontología es la rama de la filosofía que estudia lo que hace que las cosas sean lo que son.

Paralgesia: Una definición clara y concisa sería: percepción anómala del dolor ante un estímulo que normalmente es indoloro, o que incluso resulta hasta placentero. Dicho en otras palabras, una hiperalgesia. Alodinia.

Parálisis del Yo: Trastorno de la conciencia de la autonomía (actividad o agencialidad) del yo psíquico o personal, en el que el yo pierde el dominio y la posesión de los diferentes procesos psíquicos que ocurren en él, hasta llegar a la inmovilidad y a la parálisis. Es frecuente en la esquizofrenia.

Pensamiento precategórico: Facultad o capacidad de  Suspender el pensamiento o las ideas propias de una persona. que no admite objeción o discusión en su postura, juicio o  raciocinio, afirmando o negando sin restricción ni condición.

Psicosis: Enfermedad mental grave que se caracteriza por una alteración global de la personalidad acompañada de un trastorno grave del sentido de la realidad, “la esquizofrenia es una psicosis”.

Reflujo gastroesofágico: Es una afección en la cual los contenidos estomacales se devuelven desde el estómago hacia el esófago (tubo de deglución).

Septicemia: Infección grave y generalizada de todo el organismo debida a la existencia de un foco infeccioso en el interior del cuerpo del cual pasan gérmenes patógenos a la sangre. Sépsis.

Síndrome de Capgras: Es caracterizado por la creencia de que un impostor de idéntica apariencia ha ocupado el lugar un conocido. El síndrome de Capgras es una patología poco frecuente, con una prevalencia de 0.12% en la población general. Este síndrome se caracteriza por el delirio que presenta el paciente en el que cree que su familiar o persona cercana ha sido reemplazada por un impostor que es físicamente igual.

Terapia Electroconvulsiva: Utilización de una corriente eléctrica para tratar la depresión y otras enfermedades mentales. Tratamiento para la depresión grave y ciertos trastornos mentales. Se provoca una convulsión breve mediante la estimulación eléctrica del cerebro usando electrodos colocados en el cuero cabelludo. También se llama terapia de electrochoque.

Trastorno bipolar afectivo: Es una afección del estado de ánimo que puede provocar  cambios de ánimo intensos: En ocasiones puede sentirse extremadamente “animado”, eufórico, irritable o con energía. Esto se conoce como episodio maníaco. Otras veces puede sentirse deprimido, triste, indiferente o desesperanzado. Enfermedad maníaco-depresiva.

Sobre el Autor de la Poesía

Antonio Muñoz Feijoo

(1851-1890) Nació en Popayán, Valle del Cauca, Colombia.

Estudió Ingeniería en la Universidad del Cauca, llegando a ser su rector y subdirector de la Normal de Cauca,  fue el fundador de la ¨Escuela Literaria¨, redactando los semanarios políticos “El Popular” y “La Aurora” y otros exclusivamente literarios siendo el creador de numerosas obras  entre  las que se cuentan poemas épicos, idílicos y comedias como “Por dinero baila el perro”, fue premiado en 1881 por su “Canto al trabajo”.

Considerado miembro del círculo de “poetas filosóficos”, no tenía más de 17 o 18 años, en 1868, cuando publicó en el periódico “Rayo X,” de Julio Flórez, “Un pensamiento en tres estrofas” (el Poema que abre este artículo)  el cual fuera erróneamente atribuido a otros autores de la talla de: Amado Nervo, Gustavo Adolfo Bécquer, José de Espronceda, Abdón Rodríguez Zea, Manuel Ricardo Palma Soriano, Julio Flórez,  Simón Díaz Zelaya, Rubén Darío, Salvador Díaz Mirón, Gaspar Núñez de Arce y Mariano José de Larra, entre otros.

Sus versos fueron recopilados en 1924 en una Antología de Rogelio Echavarría y en la obra “La Poesía en Popayán”, publicada por Instituto de Cultura Hispánica de Colombia en Bogotá, en 1954.

Nota a pie de página

Trastornos mentales y enfermedades neurológicas observadas en pacientes con síndrome de Cotard:

Trastornos mentales

Trastorno depresivo

Espectro esquizofrénico

Trastorno bipolar Catatonia

Síndrome de Capgras

Licantropía 

Enfermedades neurológicas

Enfermedad cerebrovascular isquémica

Hemorragia subdural 

Enfermedad de Parkinson

Lesión cerebral traumática

Esclerosis múltiple

Malformación arteriovenosa 

Epilepsia 

Demencia semántica

Atrofia de la corteza insular

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